Cuando nos referimos a las diferencias y similitudes que pueden darse entre la opinión individual y la de un grupo, hay que tener en cuenta que vivimos en una época en que ya nadie duda que los empleados en cualquier organización, constituyen un grupo de interés clave.

Opiniones personales y de grupo

Es natural que los empleados de una empresa tengan diferentes intereses y que también compartan algunas opiniones de sus compañeros, así como también que estén más o menos de acuerdo con algunas medidas que ha tomado la dirección.

Pero la cuestión es hasta qué punto manifiestan su interés sin entran en “pánico” de que su opinión sincera puede molestar a su jefe inmediato o a la misma gerencia.

Esto provoca que haya cierto autocontrol, a veces exagerado, en dar opiniones que tengan que ver con el trabajo. Muchas veces, por más comprometidos que estén con la empresa, prefieren hacer lo que se les ordena sin rechistar.

El comportamiento de las personas en grupo

Fue Jerry B. Harvey, el autor de “The Abilene Paradox” (La Paradoja de Abilene), que utilizó este relato para demostrar cómo es el comportamiento de las personas en un grupo, aunque obviamente adquiere un interés muy especial dentro de los equipos de trabajo en cualquier organización.

Nos parece interesante cómo toma como protagonistas de su historia a una familia, pero que facilita que podamos extender su interpretación de cómo va reaccionando cada uno de sus miembros frente al hecho de un viaje, ya que es perfectamente aplicable a una pyme, a una gran empresa o a una multinacional.

Porque en todas ellas, los equipos están conformados por personas, ambiciones individuales y por supuesto: opiniones personales.

Entonces, la familia que expone a esta prueba Jerry B. Harvey está constituida por cuatro miembros. Los integrantes son marido, mujer y los padres de él. La situación se produce en una tarde cualquiera en la que están jugando al dominó. El calor apretaba en la ciudad de Coleman, Texas, Estados Unidos.

El padre sugiere que podrían hacer una visita a Abilene (unos 80 km al norte) con la finalidad de cenar, propuesta a la cual la mujer (su nuera) respondió que le parecía una buena idea. Al marido (el hijo) no le atraía demasiado la propuesta, debido a que era un viaje un poco largo y en condiciones climáticas de un calor riguroso, pero pensó que sus preferencias debían someterse a las del grupo, por lo que también respondió que estaba de acuerdo, agregando, que le gustaría saber si su madre (la suegra) estaría dispuesta a viajar también. Y ella lo estaba, ya que dijo que hacía mucho tiempo que no iba a Abilene y que le apetecía regresar.

La adversidad es el calor y que les hace muy pesado el viaje

Pero al viaje además de largo y caluroso, se le sumó una comida que no fue del gusto de la familia y un lugar que tampoco fue del agrado de ninguno de ellos.

Una vez que ya se encontraban de regreso en Coleman, la madre dijo que hubiera sido mejor quedarse en casa, pero como vio que todos estaban tan entusiasmados con el viaje, no dijo nada, solamente que le parecía bien ir a Abilene. No quiso desbaratar las ilusiones de los otros miembros de la familia. Pero fue entonces que el marido (el hijo) también coincidió con su madre diciendo “No me ha agradado para nada este viaje, pero yo solamente quise satisfacer el deseo de todos”. Su mujer también en la misma línea de pensamiento dijo: “Fui para que estuvierais felices, pero cómo iba yo a querer viajar con el calor que hace, estaría loca si quisiera hacerlo”. Por último, el padre (el suegro) en un nuevo sentimiento coincidente con el resto, dijo: “Yo les sugerí el viaje solamente porque pensé que estaban aburridos”. La intención fue que dejaran el juego y con el viaje se distrajeran un poco.