
El lanzamiento de ChatGPT , un software de código abierto de Open AI, fue hace muy poco, en noviembre del 2022. Pero su impacto ha sido enorme, millones de personas ya lo usan el todo el mundo.
Las universidades, las escuelas, pero también los gobiernos, deberían seguir muy de cerca y reaccionar ante estas fulgurantes revoluciones. Y los medios de comunicación, que nos machacan día y noche con el beso a una atleta, harían bien en revisar de arriba abajo sus apolilladas secciones.
Las herramientas de IA Generativa, que aprenden por sí solas, están avanzando a paso de carga. Crean prosa, imágenes, videos y sonido. Y a su paso, muchos profesionales ven en peligro sus puestos de trabajo. Si un hijo mío trabajase profesionalmente como programador informático, me sentiría orgulloso y tranquilo. Por poco tiempo.
La Oficinas de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (BLS) ha publicado un informe que nos alerta del impacto de estas nuevas tecnologías en empleos considerados bien asentados y demandados. Cita los trabajos de programador informático, pero también otros relacionados con las finanzas, el derecho, asesoría y consultoría, etc.
Llegados a este apasionante y trepidante punto, la prospectiva tecnológica debería ser una asignatura obligada en las escuelas y centros de enseñanza, para que los alumnos se encaminaran al mercado laboral con informaciones puestas al día. Escribir código va a ser cosa de robots, parece.